Unas sonrisas que hablan por sí solas
- Estudiantes del Colegio Luis Eduardo Mora Osejo, de la localidad de Usme, vivieron la alegría de ir por primera vez a un parque de diversiones… y se gozaron Mundo Aventura.
- El IDRD le apuesta fuertemente a acercar a los niños y niñas de Bogotá a sus programas de deporte, recreación y actividad física.
Bogotá D.C., 8 de noviembre de 2024.- Cuando a los alumnos de los grados tercero, cuarto y quinto de primaria del Colegio Distrital Luis Eduardo Mora Osejo, ubicado en el barrio Monteblanco en la localidad de Usme, al suroriente de Bogotá, les dijeron que irían al parque Mundo Aventura, la alegría fue su principal compañera hasta el día en el que verían su sueño cumplido.
Casi la totalidad de esos inquietos estudiantes no conocía un parque de diversiones. Por ello, el único tema de conversación esa semana fue ese “viaje”, que sería un hecho significativo en sus vidas. Algunos indagaron en internet, otros simplemente hablaban imaginándose cómo sería ese día y ese lugar.
Felicidad plena
Cuando llegó el gran día, todos estaban radiantes. Algunos decían que tenían cosquillas o nervios, otros estaban inquietos y corrían de un lado para otro, o también, abrazaban a sus amigos. El desplazamiento en el bus escolar hasta el sector de Plaza de Las Américas, en la localidad de Kennedy, fue toda una odisea, llena de aplausos, risas y cánticos de alegría.
A la llegada al Parque, junto al estadio de Techo, sus caras de asombro al ver de lejos las atracciones, de sorpresa, de que no se la creían, con esa risa nerviosa, era lo mejor. Valía la pena.
Entre ese numeroso grupo de alumnos, hubo un “parche” que llamó la atención por su unidad y hermandad. Lo componían Julieta, Ammy, Emily, Adiel, Evelyn, Alejandra, Sebastián y Dylan, quienes andaban juntos y no se separaban por nada. De ellos, hicimos seguimientos a los cuatro primeros para conocer de primera mano sus reacciones en esta aventura.
Julieta Isabel Salazar Flórez -de 9 años-, es quizá la más tranquila, la que llamaba a la calma y al orden, producto quizá de que más chica ya había estado y tenía un vago recuerdo; cursa tercer grado. Le fascinan las matemáticas, no tanto sociales, quiere ser veterinaria y juega baloncesto.
“Ha sido increíble. Cuando venía en camino traté de recordar algo, pero ha cambiado; eso me emocionó porque viví experiencias nuevas y disfruté en los carros chocones, en las motos, en la montaña rusa… en todo, fue mue chévere y, lo mejor, fue que estuve con mis amigas”, dijo.
Ammy Salomé Parrado Cuéllar es la “término medio”, es decir, es “avispada” pero se controla. Tiene 9 años, cursa tercero de primaria, no gusta de las sociales, pero ama las matemáticas, y quiere ser veterinaria para cuidar a su perro y su gato, además le gusta practicar patinaje de carreras.
“Yo estoy feliz. Al principio estaba nerviosa, pero luego, mis amigas me ayudaron y me tranquilicé y pues, a divertirme… Fue todo muy bonito, muy chévere, me encantaron las motos, y los aviones… y me reí mucho en los carritos chocones”, señaló.
Emily Valeria Bello Sánchez es la más menudita, pero la más inquieta y vivaracha; sus ojos grandes reflejan su alerta a todo y su alegría por lo vivido. También cursa tercero de primaria, ama el español, detesta el inglés, juega mucho fútbol y quiere ser policía.
“Yo estaba como nerviosa cuando veníamos, pero al llegar me clamé y al ver todo esto, me dio mucha emoción. Son geniales todos los juegos, los carritos chocones me encantaron, me gustó retar a mis amigos ja ja ja ja. Y todo, la montaña rusa, esas motos que dan vueltas… uf, todo fue muy chévere”, manifestó.
Y el más calmado de todos fue Adiel Aarón Durán Ramírez, de 9 años, quien estudia en el mismo curso y no se separaba de Dylan Hernández y Sebastián Segura -sus “compinches”-, y quien gusta de la educación física, no del español y quien sueña ser futbolista.
“Yo tenía como sustico, pero viví la emoción. Algunos juegos, como las motos, me dieron miedo y cerré los ojos para calmarme. En los otros disfruté mucho, como en los carritos chocones. Pero todo es muy bonito, fue muy chévere, disfruté mucho, les agradezco la invitación”, dijo.
Gritos de alegría, caras sonrientes, felicidad plena de unos niños que por fin supieron lo que era vivir una aventura, disfrutar y gozar, en un parque de diversiones, algo que nunca olvidarán…
OFICINA ASESORA DE COMUNICACIONES IDRD – BOLETÍN 293