El reconocimiento Bogotá Construcción Sostenible se otorgó por convertir un antiguo botadero en el Centro de Alto Rendimiento más ambientalmente innovador del sur de la ciudad.
La entidad también fue destacada por el Parque Lineal Ambiental de Suba, mientras que el Parque Aguaviva recibió mención por su aporte a la renaturalización urbana.
Bogotá, D. C., 4 de diciembre de 2025.- El Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) fue reconocido en el programa Bogotá Construcción Sostenible, por parte de la Secretaría Distrital de Ambiente, gracias a liderar proyectos ejemplares de transformación urbana, sostenibilidad y recuperación ambiental. El primer reconocimiento fue otorgado al Centro de Alto Rendimiento (CAR) Gibraltar, una obra emblemática que simboliza una de las transformaciones ecológicas y sociales más importantes de la ciudad.
El CAR Gibraltar se levanta sobre un terreno que durante la década de 1980 fue utilizado como botadero informal de residuos, generando un grave pasivo ambiental para la localidades de Bosa y Kennedy. Durante años acumuló lixiviados, inestabilidad del suelo, emisiones de gases y fragmentación ecológica. Y gracias a la gestión del IDRD, ese mismo predio se está convirtiendo en un equipamiento moderno, seguro y ambientalmente restaurado.
El proyecto integra terrazas verdes y sistemas de drenaje sostenible (SUDS) que capturan y filtran aguas lluvia, junto con un manejo integral de suelos y gases que permite mitigar los riesgos históricos asociados al terreno. Además, incorpora jardines polinizadores y vegetación nativa para recuperar la biodiversidad en un sector altamente urbanizado, promoviendo el uso eficiente de agua y energía mediante infraestructura adaptada a la variabilidad climática. Todo esto se complementa con espacios deportivos de alto rendimiento, seguros y accesibles para la comunidad y los semilleros, consolidando un enfoque integral de sostenibilidad, inclusión y bienestar ciudadano.
Gibraltar es un ejemplo de cómo se puede ir más allá de la infraestructura deportiva y convertirse en una herramienta de sanación ambiental, equidad territorial y dignificación urbana.
“Gibraltar es un ejemplo de que la obra pública puede transformar heridas ambientales en nuevos comienzos. Este centro es la prueba de que sí se puede construir con rigor ambiental y con responsabilidad hacia territorios históricamente relegados. Es un orgullo para Bogotá y un mensaje sobre el futuro que estamos construyendo”, afirmó Daniel García Cañón, director del IDRD.
El segundo proyecto reconocido fue el Parque Lineal Ambiental de Suba, un tramo que fortalece la conectividad ecológica entre el humedal La Conejera, la Reserva Thomas Van der Hammen y los sistemas hídricos de la zona. Este parque se destaca por incorporar soluciones basadas en la naturaleza, áreas de biorretención y humedales temporales, senderos ecológicos, vegetación nativa y un diseño inspirado en el concepto de ecotono, que representa un borde vivo y restaurador entre ecosistemas.
La intervención no solo mejora la movilidad peatonal y la educación ambiental, sino que también protege la Estructura Ecológica Principal y crea nuevas oportunidades de encuentro ciudadano.
“Este proyecto en la localidad de Suba demuestra que podemos diseñar parques que educan, restauran y conectan. Este proyecto consolida un corredor ecológico fundamental para la ciudad y es un ejemplo de lo que debe ser la infraestructura verde de hoy”, señaló Katherin Amaya, subdirectora de Construcciones del IDRD.
El programa Bogotá Construcción Sostenible también otorgó una reconocimiento al parque Veraguas Aguaviva, una intervención que renaturalizó una antigua planta industrial en Puente Aranda y amplió el espacio verde por habitante. Este proyecto se destaca por su diseño educativo, sus jardines xerófilos y sus sistemas de drenaje sostenible.
Estos reconocimientos obtenidos consolidan al IDRD como un referente en obra pública con criterios de sostenibilidad. El Instituto seguirá avanzando en la creación de infraestructuras verdes y equipamientos que demuestran que Bogotá puede crecer sin perder su relación con la naturaleza y sin renunciar a la calidad de vida de sus ciudadanos, porque aquí sí pasa. Bogotá, mi Ciudad mi Casa.
OFICINA ASESORA DE COMUNICACIONES – BOLETÍN 561