
Lluvia de retos internacionales y nacionales para el Equipo Bogotá
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Angie Orjuela, atleta del Equipo Bogotá, ejemplifica la tenacidad y el amor como deportista de élite y madre. Su historia inspira y demuestra que no hay límites para quienes tienen la determinación y el afecto como motor.
Bogotá, D.C., 17 de mayo de 2025.- En el mundo del alto rendimiento, donde la disciplina y la resiliencia son esenciales, Angie Orjuela brilla con luz propia. Maratonista olímpica, bogotana de pura cepa y, por encima de todo, madre. Su trayectoria es un relato de superación que resuena en cada rincón del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). La clasificación a sus terceros Juegos Olímpicos, en París 2024, es apenas un capítulo en una historia donde la maternidad ha sido su mayor impulso y fuente de motivación.
El camino de Angie no ha sido sencillo. Nacida en Ciudad Bolívar, en un entorno que ella describe como “bien difícil”, encontró en el atletismo una vocación tardía. “Jamás me imaginé ser deportista porque siempre he sido muy nerviosa”, confiesa. Sin embargo, el nacimiento de su hija en 2013 marcó un antes y un después: “Aunque sí planeaba tener una hija, no era el momento, se adelantó un poco, pero los planes de Dios son perfectos”.
Convertirse en madre en pleno ascenso profesional fue un desafío monumental. “Precisamente estaba en mi mejor momento”, recuerda, justo cuando había firmado con un equipo importante. La noticia del embarazo trajo consigo la creencia de que la carrera de una deportista termina con la maternidad, pero Angie decidió romper ese paradigma.
“Fue una lucha en todos los sentidos”, admite. La falta de apoyo económico y la incertidumbre la llevaron a pensar que había perdido su oportunidad. “Llegó mi hija y me quedé sin un peso. Pensé: ‘Desaproveché todo lo que había logrado’”. Sin embargo, fue su hija quien la impulsó a seguir adelante. “Ahora no solo soy yo, es mi hija y el ejemplo que debo darle. Ella sigue siendo mi mayor motivación. Quiero enseñarle que todo cuesta, pero con trabajo y dedicación, es posible”.
Esta nueva perspectiva la llevó a planificarse y organizarse para lograr su clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016, apenas un año y medio después de ser madre. “Mi hija fue ese empujón para querer ser todavía mejor”, reitera. Angie también descubrió que, tras la maternidad, muchas mujeres logran una fortaleza física y emocional renovada.
Hoy, su vida transcurre entre entrenamientos exigentes y las responsabilidades de ser madre. Las madrugadas no solo son para correr, sino también para alistar la lonchera, la maleta del colegio y compartir esos momentos esenciales con su hija. “Ser madre no es una pausa en mi carrera; es un motor. Quiero que mi hija vea que los sueños se construyen con esfuerzo”, enfatiza.
Cada logro deportivo es también una lección de vida. Angie busca transmitirle a su hija valores de resiliencia y pasión, consciente de que su ejemplo trasciende las pistas. “Cuando corro, lo hago también para que ella entienda que los límites están en nuestra mente”. A su vez, su hija le ha enseñado a ser más disciplinada y a valorar cada instante.
Su clasificación a París 2024, con una marca de 2:25:35 —récord sudamericano en su momento— es testimonio de su tenacidad. Pero más allá de los tiempos y las medallas, el verdadero triunfo de Angie radica en su admirable equilibrio entre la maternidad y la excelencia deportiva. Su esposo y entrenador, Andrés Camilo Camargo, ha sido un pilar fundamental en este camino, compartiendo la visión de formar a las nuevas generaciones.
Angie sigue corriendo por algo mucho más grande: demostrarle a su hija, a Bogotá y al mundo que la maternidad no es un obstáculo, sino un potenciador de sueños. Su historia, forjada entre las pistas de El Tunal y el calor de su hogar, es un faro de esperanza y un recordatorio de que, con amor y determinación, no hay meta inalcanzable.
Desde el IDRD celebramos a Angie Orjuela, la madre que corre hacia sus sueños, la atleta que inspira con cada zancada, la mujer que ha convertido la maternidad en su más grande victoria.
Federico Sánchez Rucinque
Periodista
OFICINA ASESORA DE COMUNICACIONES IDRD – BOLETÍN 459
Lino Nicolás Coca y Freddy Duvián López viajaron con Colombia al IBSA Men’s Blind de fútbol para ciegos en Japón.